miércoles, 11 de mayo de 2022

Unos años tranquilos

    Tras 3 años sin graves incidentes, la villa ha crecido lo suficiente, para convertirse en una próspera comunidad, donde la riqueza, el trabajo y las tierras pueden hacer que los emprendedores se labren un porvenir. Estos detalles han hecho que muchos jóvenes acudan a solicitar parcelas, trabajo o incluso a montar sus propios negocios tras haber aprendido de sus maestros. Pero esa riqueza y prosperidad, también traen problemas, ya que no a todos la diosa fortuna le sonríe y son esos los principales focos de conflicto. Durante el transcurso de estos tres años, numerosas veces han tenido que usar el cepo de la plaza, así como alguna vez el hacha del verdugo. Los delitos de sangre se pagan con sangre...



    A pesar de ello, poblaciones cercanas atraen a que sus mercaderes intenten establecer negocios con la nueva villa, por lo que los jugadores pronto se ven manejando nuevas rutas comerciales, recaudar impuestos y demás. Así deciden mantener a sus personajes enfrascados en la construcción de murallas alrededor de la población, nuevas infraestructuras y en mantener un crecimiento notable de la población. 


    Es en las fechas donde celebran una feria comercial, cuando empiezan los problemas y la nueva aventura...


    Estaban reunidos en el consejo los miembros del mismo, cuando un soldado acude presto a avisar al señor. Ha sido avistado un gran número de hombres armados dirigiéndose hacia la villa. Están a dos días de camino. Y no hay noticias de saqueos ni pillaje ni nada. Enseguida se moviliza a la milicia y Sir Flannegan, al mando de 50 de sus hombres y los jugadores, parten hacia el grupo de hombres armados.

    Esa tarde los encuentran acampados al otro lado del río, a menos de un día de marcha. Enseguida una patrulla acude a recibirlos. Les informan que la fuerza pertenece al gran Duque Gywein Varren VIII, y que acude con sus hombres para ayudar a la conquista de la famosa baronía de Sillanegra. Al día siguiente, el duque los recibe en su pabellón y entabla una charla sobre sus intenciones y porque de su rumbo. Tras acordar que en la villa podrán abastecerse de suministros, parten de vuelta sin perderlos de vista. A los tres días marchan hacia su objetivo. 





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